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RESUMEN



La JCE RD cumplió con exitoso montaje de elecciones municipales, presidenciales y congresuales 2024; consolida confianza de votantes y sociedad por transparencia en proceso; partidos fallaron en convocatoria Jaime Vargas, el gran estratega en los triunfos de Adriano Espaillat


Jaime Vargas, el gran estratega en los triunfos de Adriano Espaillat



NUEVA YORK._ El proyecto que concluyó con el triunfo del senador estatal dominicano Adriano Espaillat, en las primarias demócratas del martes 28, no es nuevo.

Se venía tejiendo con estrategias bien perfiladas desde hace décadas.

NUEVA YORK._ Jaime Vargas (a la derecha en ambas fotos), junto a Espaillat durante recorridos de campaña antes de las primarias del martes 28 de junio de 2016. (Fotos vía facebook).

La figura detrás de la cortina y el candidato victorioso, es el reconocido empresario, sociólogo graduado, activista comunitario y dirigente político, Jaime Vargas.

Ambos, se conocen desde la niñez y han sido inseparables en las luchas comunitarias y políticas de Nueva York, al punto de que la relación personal entre ellos, supera el concepto de hermandad.

Por encima de eso, son compadres y han sido juntos, protagonistas de parte de los capítulos más trascendentales en las luchas comunitarias, desde lo político hasta lo cívico.

La época en la que los dominicanos comenzaban a incursionar en la industria del taxi de la ciudad, contribuyó a fortalecer más la relación de Vargas y Espaillat. Los dos, dirigieron importantes movimientos y diseñaron estrategias, encabezando movilizaciones y manifestaciones que hoy forman parte de la historia.

Así, comenzó un capítulo entre aquellos amigos, que los ha llevado a recorrer un largo y difícil camino de lucha, que se coronó con la clara victoria de Espaillat, en las primarias demócratas del martes.

Vargas, nostálgico y emotivo, recuerda secuelas de esa historia y siente un alto orgullo en haberse convertido en una especie de “centurión” detrás de los proyectos políticos de Adriano que también él concibió y diseño.

Comenzó, relata Vargas, con convencer a Espaillat de que debía convertirse en el primer asambleísta estatal dominicano por el distrito 72, controlado entonces por el irlandés Brian Mortaugh, que llevaba más de 20 años en el escaño, sin asumir ningún compromiso con la diáspora dominicana del Alto Manhattan.

“Les propusimos al asambleísta y su equipo que nos dieran una participación justa que nos habíamos ganado a pulso y en el fragor de las luchas, pero se negó, por lo que decidimos que había llegado el momento de arrebatarle en las urnas, el poder político que hasta ese momento nunca tuvimos y que nos correspondía, pero que se nos quería reconocer”, dijo Vargas.

Entonces, emergió la figura de Espaillat, un flacucho activista, con poca experiencia en esas lides, pero con el propósito de vencer, y al igual que el martes de esta semana, la comunidad le tendió un blindaje global a su alrededor y se le unió en el objetivo.

Finalmente, el irlandés y su otrora poderoso equipo, fueron derrotados por amplio margen y Adriano llegaba al escaño en Albany (capital del estado), como el primer diputado dominicano en el estado de Nueva York.

“Mi vida con Adriano Espaillat, comienza cuando yo dirigía la coalición de taxis del estado de Nueva York, en la que se agrupaban 60 mil taxistas. Y entendí que necesitábamos una representación en Albany que nunca habíamos tenido, me acerqué a ese joven (Espaillat), que estaba lleno de entusiasmo, deseo de aspiración política y me ofrecí a manejarle la estrategia y que me proponía llevarlo como el primer asambleísta dominicano en Albany”, relata Vargas.

Era el escabroso año de 1993, cuando en el Alto Manhattan se respiraba pólvora, el narcotráfico se apoderó de calles y edificios, los asesinatos estuvieron en el nivel más alto de todo el estado y el barrio dominicano, insuflaba miedo en quienes querían visitarlo desde otras zonas de la ciudad, pero no se atrevían por temor a ser atracados, asesinados o confundidos en ajustes de cuentas.

Vargas recuerda que estaba dirigiendo a los taxistas desde 1984. Comenzó por impulsar la candidatura de Espaillat como líder del distrito demócrata y lo inscribió en la organización “Northern Manhattan for Democrats Change” (Demócratas por el Cambio en el Norte de Manhattan), donde se formó políticamente.

Lo único que Vargas le exigió a Espaillat fue que se convirtiera en la voz de los taxistas livery, todavía no organizados desde el escaño en Albany, lo que el ahora candidato a congresista y nativo de Santiago de los Caballeros, ha sabido cumplir al pie de la letra desde entonces y hasta ahora.

“Le dijimos al asambleísta Mortaugh que era tiempo de que Adriano entrara, pero nos dijo que no, que teníamos que esperar. Yo era el enlace entre él y las negociaciones. Nos plantearon que teníamos que esperar que él se retirara”, añade Vargas.

Ya Guillermo Linares, primer concejal dominicano en Nueva York, electo a comienzos de los noventas, era parte de esa maquinaria, pero Vargas lo califica como “uno que siempre ha estado en contra de Adriano”, demostrándolo una vez el martes cuando corrió como candidato al congreso y sin ninguna posibilidad por lo que se le acusa de intentar dividirle el voto dominicano Espaillat, para contribuir a una derrota que nunca se produjo.

Después de 12 años en la Asamblea Estatal, Vargas le propone a Espaillat que se postulara al senado estatal, donde lleva varios exitosos períodos.

“Luego, pensamos mucho más lejos y miramos hacia el distrito 13, para buscar el asiento en la Cámara de Representantes en Washington. Decidimos enfrentar a Charles B. Rangel, sabiendo que era el gurú de la política en Harlem, entonces base electoral del distrito y aunque sabíamos de las pocas posibilidades, afrontamos el reto”, agrega Vargas.

Espaillat, de la mano de Vargas y apoyado por el empresario, electoral, logística y económicamente, retó a Rangel, perdiendo en 2010 y 2012, en ambas contiendas por estrecho margen.

“La estrategia era la de proyectar a Adriano en ese distrito, para aprovechar la oportunidad cuando Rangel no estuviera”, explica Vargas. Esa oportunidad llegó el martes de esta semana y fue muy bien aprovechada.

Espaillat, finalmente no sólo venció a otros nueve precandidatos, incluyendo a Linares y a la dominicana Yohanny Cáceres, sino que logró también romper una estructura política y económica de más de 70 años, controlada por los afroamericanos, asentados en Harlem.

“A veces, hay que arrebatar la antorcha, queríamos que Rangel nos la pasara, pero sabíamos que él no lo iba a hacer y que si lo hacía, se la entregaría a un afroamericano”, dijo Vargas.

“Ellos subestimaron el 54% de latinos que vota en el distrito 13, uno de sus peores errores, porque pensaron que no teníamos la fuerza ni el poder para lograrlo, pero se la arrebatamos”, precisó.

“Todo este proceso, ha sido un marco diseñado y preparamos a la comunidad dominicana a la que por primera vez logramos unificarla completa. El 99.9% de los dominicanos, estaban inclinados por Espaillat, excepto dos personas individuales que sólo se representan a ellos mismos, que son Linares y JC Malone. Se lo demostramos a los dos: creamos el sentimiento patrio, que sin dominicanizar totalmente la campaña, convencimos a la mayoría de los votantes sobre la necesidad de que uno de los nuestros, debía llegar a Washington”, expone Vargas.

“Eso, para no afectar el voto blanco en favor de Adriano, y teniendo un candidato al que mucha gente lo catalogan de ogro y que fácilmente dice que no, pero se debe a que viene de una época ruda, en la que si uno era muy samaritano o entregado, te metían en drogas o en otros problemas, por lo que aprendimos a decirle no a lo que no conviene y sí a lo que es correcto”, refiere Vargas.

“Aprendimos a cerrar las puertas, diciéndolos que no a quienes se lo merecen y sí, a los que se les puede decir que sí”, dice Vargas.

“El caso mío, empresario al fin, llego más a la gente, escucho los problemas y puedo utilizar parte de esa táctica y estrategia: Adriano rudo y yo más flexible y nos hemos combinado para manejar el club demócrata que ahora tiene mucho poder”.

Vargas, recuerda que hace 51 años, Espaillat llegó indocumentado a Estados Unidos, pero logró estudiar por dos años, sin entender nada de inglés, teniendo que sentarse en asientos de atrás en las aulas, participa desde muy joven en los clubes y fue entrenado hasta por afroamericanos “y logramos que es indocumentado llegue como primer dominicano al congreso de Estados Unidos”.

Vargas agrega que “esa es una historia que le da a Donald Trump, duro y curvero en la cabeza y creemos que el ejemplo de Espaillat, podría ser usado en la campaña de Hillary Clinton, y es posible que Adriano sea escogido como el eje para enfrentar el discurso de Trump contra los indocumentados”.

Reseña que todo es parte de la misma estrategia, que les permitió llegar “y llegar fuertes”. Vargas sostiene que Adriano siempre ha hecho mucho por sus comunidades, pero se cometió el error de “no cacarear los huevos que poníamos”, por lo que la gente cuestionaba que no se había hecho nada.

Resumió las iniciativas legislativas de Espaillat en área de educación, viviendas, cuidado de niños, mejoría de salarios, en favor de los inmigrantes y muchas otras, que figuran en su récord como asambleísta y senador estatal.

“Ahora somos parte de la historia, de una estructura y que nos merecíamos el triunfo, porque hay muchos países latinoamericanos, con congresistas en Washington y no era posible ya que las posiciones de un dominicano no sea el oído del presidente en asuntos que afectan al país. Manejamos esa estrategia, buscando que el dominicano valorara y decidiera con su voto, como lo hicimos ahora”, expuso Vargas.

“Ojalá que a partir de ahora, los dominicanos mantengamos el orgullo de elegir al que le convenga y por quien les digan otros. Ese orgullo es tan grande, que los contendientes nuestros no pudieron entrar a nuestra zona, porque se les cerraron todas las puertas. Fue una jornada titánica y realmente de corazón, sin hacerles daño a los otros aspirantes, porque no mendigamos nada, sino que nos pertenecía el escaño en Washington. Otros países tienen sus representantes, incluyendo a Haití con Mia Love de Utah, México, Cuba, Guatemala. Los dominicanos somos uno de cada ocho neoyorquinos. Creamos ese sentimiento como parte de la estrategia y me siento orgulloso de que mi estrategia funcionó, independientemente de los estrategas de la campaña”, dio Vargas.

“Fue la estrategia que logró tocar y conmover el orgullo de la dominicanidad, de no mendigar y de que esto, nos pertenece y cuando se crea un sentimiento de pertenencia, es muy difícil que los objetivos no se logren”, señala Vargas, que se graduó en sociología en City College, participó a los 7 años de edad en su primera campaña, siendo su padre candidato a síndico y ha dirigido todas las campañas de Espaillat.



Lo mismo ha hecho en la República Dominicana “y eso conlleva a que en algún momento la experiencia paga y qué bueno que Adriano logró ese triunfo en base al lema acopiado globalmente por la comunidad y los electores de que todos, somos Adriano Espaillat”, concluyó.

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