NUEVA YORK._ El prestante psicólogo Henry Montero Tapia alertó sobre la creciente preocupación existente por la mala nutrición y su impacto en la salud mental, que es fundamental para cada aspecto del desarrollo de los niños.
NUEVA YORK._ El
prestante psicólogo Henry Montero Tapia alertó sobre la creciente preocupación
existente por la mala nutrición y su impacto en la salud mental, que es
fundamental para cada aspecto del desarrollo de los niños. (Fuente externa).
Montero, reconocido internacionalmente por sus investigaciones y aporte en la materia, dijo que muchos padres no son conscientes de cómo ciertos alimentos y malos hábitos alimenticios pueden afectar profundamente el bienestar emocional y la función cognitiva de sus hijos. Reveló que investigaciones de las universidades de Harvard en Boston y Columbia en Nueva York, destacan que la dieta de un niño desempeña un papel crucial en su salud mental, influyendo en el estado de ánimo, el comportamiento y las habilidades de aprendizaje.
Explicó que la conexión entre lo que los niños comen y
cómo se sienten es cada vez más evidente y es un tema al que los padres deben
prestar más atención.
Dijo que hay peligros ocultos en lo que los niños consumen
porque muchos alimentos comunes en las dietas infantiles de hoy en día, como
aquellos altos en grasas trans, azúcares y colorantes artificiales, han sido
vinculados a resultados negativos en la salud mental.
Informó que según estudios publicados en la revista “Harvard
Medical School Journal”, las dietas ricas en azúcares refinados y grasas trans
están asociadas con un mayor riesgo de ansiedad, depresión y problemas de
comportamiento en los niños. “Estos alimentos pueden provocar fluctuaciones en
los niveles de azúcar en la sangre, causando cambios de humor, irritabilidad e
hiperactividad”.
Indicó el psicólogo que los investigadores de la
Universidad de Columbia explican además que los colorantes alimentarios
artificiales, que se encuentran en muchos caramelos, refrescos y alimentos
procesados, pueden empeorar los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención
con Hiperactividad (TDAH). Sus estudios muestran que los colorantes
artificiales pueden desencadenar comportamientos hiperactivos, impulsividad y
dificultad para concentrarse en algunos niños, especialmente aquellos que ya
han sido diagnosticados con TDAH.
Advirtió que las grasas trans que se encuentran
comúnmente en alimentos fritos, productos horneados y snacks, han demostrado
promover la inflamación en el cerebro, lo que puede afectar negativamente la
regulación del estado de ánimo y la función cognitiva.
“Los procesos inflamatorios en el cerebro pueden
aumentar el riesgo de trastornos de salud mental, como la depresión y la
ansiedad, incluso en niños pequeños. Un estudio de la Escuela de Salud Pública
de Harvard reveló que los niños que consumen altos niveles de grasas trans son
más propensos a exhibir agresividad y problemas de comportamiento”, añadió.
Señala que el consumo excesivo de azúcar,
especialmente de azúcares refinados presentes en caramelos, refrescos y
postres, provoca rápidos picos y caídas en los niveles de glucosa en la sangre,
llevando a "choques de azúcar.
“Estos cambios repentinos pueden causar irritabilidad,
ansiedad y cambios de humor. Además, la investigación de la Universidad de
Columbia ha vinculado las dietas altas en azúcar con el deterioro de la función
cognitiva, la mala memoria y los déficits de atención, afectando directamente
el rendimiento académico y las habilidades sociales de un niño”, dijo el
psicólogo.
En relación a los colorantes artificiales, como el
Rojo 40, Amarillo 5 y Azul 1, detalló que se añaden a muchos alimentos para
mejorar su atractivo para los niños y sin embargo, numerosos estudios han
encontrado que estos tintes sintéticos pueden contribuir a la hiperactividad y
problemas de comportamiento.
“La Unión Europea ya ha exigido etiquetas de
advertencia en los alimentos que contienen ciertos colorantes artificiales
debido a su potencial impacto en el comportamiento de los niños, instando a los
padres a tener precaución con estos aditivos”, agrega Montero Tapia.
“La buena noticia es que los padres pueden tomar
varias medidas para mejorar la dieta de sus hijos y a su vez, su salud mental”,
dijo ofreciendo algunos consejos prácticos para ayudar a guiar mejores hábitos
alimenticios.
Entre los conejos figuran enfocarse en alimentos
integrales, fomentar una dieta rica en alimentos integrales como frutas,
verduras, granos enteros, proteínas magras (como pollo, pescado, frijoles y legumbres)
y grasas saludables como aguacates, nueces y aceite de oliva. Estos alimentos
proporcionan los nutrientes esenciales que apoyan el desarrollo y la función
cerebral.
También reducir el consumo de golosinas y bebidas
azucaradas y en su lugar, ofrecer alternativas naturales como fruta fresca, yogur
o agua con rodajas de fruta, mantener los dulces como artículos ocasionales en
lugar de diarios puede ayudar a estabilizar el estado de ánimo y los niveles de
energía.
Además sugiere evitar grasas trans y alimentos
procesados, revisar las etiquetas de los alimentos y evitar los productos que
contengan aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados que indican la
presencia de grasas trans, optar por alimentos horneados, a la parrilla o al
vapor y reemplazar los snacks poco saludables con opciones de nueces, semillas
o granos enteros.
Dijo que también hay que tener cuidado con los
aditivos artificiales, limitar o eliminar los alimentos que contengan
colorantes, sabores y conservantes artificiales, buscar alternativas naturales
y orgánicas, y leer cuidadosamente las etiquetas para identificar y evitar
estas sustancias.
De igual modo, fomentar comidas y snacks regulares
para mantener niveles estables de azúcar en la sangre durante todo el día. El
desayuno debe ser rico en nutrientes, incluyendo proteínas y carbohidratos
complejos para alimentar el cerebro y el cuerpo.
Destacó involucrar a los niños en la escogencia de los
alimentos, planificación y preparación de comidas para ayudarles a aprender
sobre la nutrición y tomar decisiones alimenticias más saludables, discutir los
beneficios de diferentes alimentos y alentarlos a probar nuevas opciones
saludables.
Subrayó que para ayudar a mejorar la salud mental de
los niños se debe considerar evitar o limitar los siguientes alimentos altos en
grasas trans, comidas fritas, productos horneados, margarina y snacks
procesados, alimentos y bebidas azucaradas entre estas, caramelos, refrescos,
cereales azucarados y postres con altos niveles de azúcares refinados,
colorantes y conservantes artificiales como alimentos con Rojo 40, Amarillo 5,
Azul 1 y otros aditivos sintéticos.
Montero Tapia exhortó a rechazar alimentos altamente
procesados como las comidas preparadas, comida rápida y otros artículos
altamente procesados que a menudo contienen grasas no saludables, azúcares y
aditivos.
“Aunque ningún alimento por sí solo es la causa o la
cura de los problemas de salud mental, la creciente evidencia de instituciones
como Harvard y la Universidad de Columbia sugiere que lo que comen los niños
afecta significativamente su bienestar mental y emocional”, puntualizó el
especialista.
“Al fomentar hábitos alimenticios saludables y hacer
elecciones alimenticias conscientes, los padres pueden desempeñar un papel
crucial en el apoyo a la salud mental y el desarrollo general de sus hijos. Los
padres deben considerar consultar con pediatras o nutricionistas para crear un
plan de dieta balanceada adaptado a las necesidades específicas de su hijo,
ayudando a establecer una base sólida tanto para la salud física como mental
que puede durar toda la vida”, expuso.
“Al comprender y actuar sobre la conexión entre la
nutrición y la salud mental, podemos dar a nuestros hijos el mejor comienzo
para llevar vidas felices, saludables y equilibradas”, añadió.
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