NUEVA YORK._ La dominicana Gladys Aracelis Cerón de 73 años de edad, fue sentenciada a dos años de cárcel y otros dos en libertad condicional después de ser acusada de falsa cirujana que durante años inyectó silicona a numerosas mujeres a las que dejó desfiguradas en la ciudad de Lawrence.
Cerón, quien a los 16 años de edad migró de República Dominicana a Venezuela donde estudió medicina graduándose a los 20 años para abrir un consultorio médico, vino a Estados Unidos hace décadas pero practicó sin licencia del estado de Massachusetts por alrededor de 15 años, dijo el fiscal federal interino Nathaniel Mendell en un comunicado.
Luego
de completar una residencia y trabajar en comunidades rurales, abrió un
consultorio médico en Venezuela especializado en ginecología y estética.
Pero
en Massachusetts fue acusada inyectar inyecciones de silicona ilegalmente que
hirieron y desfiguraron a sus clientas.
A
pesar de sus antecedentes, la residente en el pueblo de North Andover (Massachusetts)
mostró certificados falsos diseñados
para engañar a sus víctimas, añadieron los fiscales.
"Durante
15 años, la señora Cerón eligió ganar dinero inyectando silicona tóxica a sus
clientas de cosméticos, sabiendo todo el tiempo que al hacerlo las exponía a
daños graves, desfiguración y potencialmente a la muerte", explica la
fiscalía.
De
2004 a 2019, Cerón operó su negocio en Lawrence donde puso inyecciones corporales
ilegales con material glúteo de una fuente en Florida.
Las
pruebas de laboratorio del material, incautado durante la investigación,
mostraron que el material era aceite de silicona, una sustancia que puede
viajar a través de los vasos sanguíneos y desencadenar accidentes cerebro vasculares,
desfiguración permanente y muerte, resumió la fiscalía.
En
2018, durante una investigación de su negocio en Lawrence, Cerón acordó
realizar inyecciones faciales y de mejora de glúteos por $500 y $60
respectivamente. Un mes después, una búsqueda en el negocio de Cerón resultó en
la incautación de varias botellas y jeringas de una sustancia que las pruebas
revelaron que era un aceite de silicona.
También
se recuperaron numerosas jeringas destapadas en el negocio.
Cerón
se declaró culpable de cinco cargos federales de entrega a cambio de pago de un
dispositivo médico adulterado o mal etiquetado, recibido en el comercio
interestatal, con la intención de defraudar o engañar.
“Está
avergonzada, humillada y sinceramente arrepentida por las acciones que la traen
hasta el día de hoy. La señora Cerón nunca tuvo la intención de dañar a nadie y
el hecho de que sus acciones hirieran a algunas personas le duele todos los
días”, escribió su abogado defensor, Stylianus Sinnis, en un memorando de
sentencia.
El
defensor señaló que Cerón realizó innumerables procedimientos médicos en
Venezuela. Luego, en 1995, vino a los Estados Unidos con sus tres hijos en
busca de un futuro mejor en un país que les ofreciera la oportunidad de tener
una vida mejor.
Ella
y sus tres hijos son ciudadanos estadounidenses ahora. Todos sus hijos se
graduaron de la universidad y trabajan a tiempo completo, añadió el abogado.
En
las cartas de apoyo enviadas a la corte, se describe a Cerón como bondadosa,
honesta, leal y respetuosa.
Su
abogado pidió que la sentenciaran a tiempo cumplido y dos años de libertad
condicional, con los primeros cuatro meses en confinamiento domiciliario.
Pero
los fiscales pidieron 37 meses de prisión y escribieron en documentos
judiciales que Cerón se aprovechó de una población vulnerable e inyectó a
cientos o miles de víctimas con dispositivos médicos tóxicos, de flujo libre,
silicona y otros dispositivos médicos mal etiquetados, que enfermaron a sus
víctimas, las desfiguraron permanentemente y podría, según la Administración de
Alimentos y Medicamentos, incluso conducir a la muerte.
Los
fiscales mostraron un video que la propia Cerón le grabó a una dominicana
mientras la inyectaba y lo usó para promover las inyecciones en las redes
sociales.
“Lo
hizo en condiciones insalubres donde se esparcían agujas destapadas, viales
teñidos de sangre, botellas de silicona sin etiquetar y otra parafernalia de su
negocio ilícito de cosméticos. Apuntó a víctimas de color de bajos ingresos en
el gran valle de Merrimack, y les dijo que les estaba inyectando ácido
hialurónico y que era seguro”, escribió la fiscal federal adjunta Rachel Hemani
en su memorando de sentencia.
Colgada
en la pared del espacio de trabajo del ático de Cerón en Lawrence hay una placa
enmarcada de una escuela de medicina de Boston que dice "Para Gladys Cerón, MD”, que
supuestamente muestra que Cerón había completado un curso de educación médica
continua del que la escuela de medicina no tiene constancia de que haya estudiado
allí, escribió Hemani.
Después
de que Cerón fue arrestada, Hemani dijo que varias víctimas se comunicaron con
los investigadores y les dijeron que sufrían graves problemas de salud y
deformidades debido a los tratamientos de Cerón.
“Los
médicos se han negado a tratar a estas pacientas por temor a desprender la
silicona y causar más lesiones, incluso, años después, estas mujeres siguen en
riesgo de sufrir complicaciones graves potencialmente mortales”, dijo.
Hemani
describió las acciones de Cerón como nada menos que horribles y dijo que se
aprovechó de las inseguridades de sus víctimas para llenarse los bolsillos.
Si
bien no hay razón para creer que está acusada va a reincidir, su conducta exige
una sanción sustancial para disuadir a otros, como la acusada, que continúan
operando estos negocios de inyección de cosméticos ilícitos y oscuros en
Massachusetts y en todo el país", puntualizó Hemani.
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