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RESUMEN



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Franklin Castaños de 45 años, alega que la muerte de Solanlly Paulino de 23 fue “accidental”
Enjuician dominicano por el asesinato de novia en Massachusetts



Miguel Cruz Tejada



NUEVA YORK._ Franklin Castaños, un dominicano de 45 años de edad y que en el 20 de febrero de 2014, asesinó a balazos a su novia Solanlly Paulino de 23, está siendo enjuiciado en la Corte Superior de Lawrence en Massachusetts, donde los fiscales, en la apertura del juicio, lo describieron como un “monstruo” que se ensañó por celos contra la víctima.
Familiares de Paulino, dijeron el día del asesinato que la joven que aspiraba a ser modelo y estudiaba enfermería, se rehusaba a abandonar al hombre a pesar de los frecuentes maltratos y golpes que él le daba.
Uno de los primeros testigos de la fiscalía, fue Alvaro García, amigo de la muerta, quien relató que ella y el matador, se conocieron a través de facebook, “se gustaron y se enamoraron”.
García, quien trabaja en limpieza en la Universidad Northeastern, testificó que recibió varios mensajes de su amigo Castaños, en febrero del 2014, después que regresara de unas vacaciones en la República Dominicana.
Pero esos mensajes comenzaron a tomar un giro serio en algún momento después de las 10 de la noche, declaró García, cuando a esa hora, Castaños le envió por WhatsApp, mensajes con un meme en el que aparecía una figura con una X en cada ojo y la palabra “explosiva”, que era el podo que Castaños le tenía a su novia.
El matador  le pidió a García que si podían hablar.
Castaños está acusado de asesinato en primer grado por la muerte de Paulino el interior de su apartamento en Peabody el año pasado y si es hallado culpable, enfrenta cadena perpetua.
El cuerpo de la mujer fue descubierto por la policía la mañana del 20 de febrero, después de que García y su esposa convencieron a Castaños que se entregara a la policía en Lynn.
En ese momento, los dos hombres habían intercambiado varios mensajes, y García había ido al apartamento de Castaños en el complejo de edificios “Aleros Avalon” en la calle Keyes Drive en Peabody.
Ahí fue donde vio a la novia Paulino muerta, el cadáver tirado y acostado en un sofá de dos plazas. Se dio la vuelta para marcharse. "Me asusté", dijo García a los miembros del jurado.
"No puedo estar aquí", le dijo Castaños. Mientras estaba sentado en su coche fuera del complejo, García envió un texto, diciendo a Castaños que planeaba realizar una llamada a la policía.
"Me dijo: “no me hagas eso a mí", declaró García. Los dos eran amigos de toda la vida. "No sé qué hacer. Necesito tu ayuda", le pedía  Castaños en un texto.
García, que había salido de su segundo trabajo en un Dunkin 'Donuts para encontrarse con Castaños, con el que  fue  a la casa, recibió otro mensaje.
Cuando Castaños llegó al apartamento de García esa mañana, les dijo a su amigo y la esposa que había estado sentado en una mesa, contando dinero, cuando Paulino cogió una pistola y comenzó a quejarse.
Le dijo a los dos que Paulino dejó caer el arma.
Le dijo a la pareja que cogió el arma y que estaba en su mano, cuando Paulino estaba cerca de él, según testificó García.
Entonces, Castaños dijo a García, que hizo un gesto con la mano como para saludar a distancia, y el arma “se disparó”, matando a Paulino.
Castaños dijo que se asustó y de alguna manera disparó el arma "por error" por segunda vez, impactando una pared, según García.
El Fiscal Kristen Buxton dijo al jurado que la evidencia forense en el caso, no es compatible con la afirmación de Castaños de que los balazos fueron  accidentales. La bala fue disparada en la cabeza de Paulino a corta distancia.
Castaños insiste en que la muerte de su novia, fue “simplemente un accidente”, narró García, aunque Castaños nunca le explicó cómo tenía el arma lista para disparar en el momento exacto en que supuestamente se  disparó.


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 La Plaza Duarte en el Alto Manhattan sigue siendo refugio de adictos, indigentes y desaprensivos



 

NUEVA YORK._ La plazoleta Duarte Square situada en el centro de las avenidas Broadway y Saint Nicholas y la calle 170  en el Alto Manhattan sigue siendo refugio de adictos, indigentes y desaprensivos sin que las autoridades ni los oficiales electos dominicanos hagan nada para controlar el espacio que rinde tributo a Juan Pablo Duarte y Diez, fundador de la República Dominicana. (Fotos Miguel Cruz Tejada)